El fragmento elegido presenta una combinación de sonidos tanto diegéticos como no diegéticos que por momentos acompañan la narrativa visual y por momentos se contraponen a ésta.
Se puede decir que muestra sonidos no-musicales, incluso disonantes, que ejemplifican la incorporación de este tipo de elementos a las artes visuales mediante la tecnología que permite transformarlo en objeto y procesarlo electroacústicamente para pasar de ser algo estrictamente musical a tener su propia expresividad. Estos sonidos aparecen en el video siguiendo los sucesos y las acciones, por momentos de forma armónica -como cuando acompañan en ritmo y tono una caminata- y por momentos de forma disruptiva -como cuando se superponen a las voces durante una conversación-.
A su vez, también puede notarse el carácter acusmático -es decir, que no puede observarse la fuente de la que proviene el sonido- de algunos pasajes, por ejemplo al oirse parte de una conversación sin mostrar a las personas que participan de ésta.
En esta obra puede observarse el concepto de "sonido visual" que plantea Haro.
Igor Stravinsky y John Cage sostienen que existe una imposibilidad de separar la escucha de otros sentidos ya que tal separación es sólo imaginaria. A su vez, en el plano de las artes visuales muchos artistas "han producido obras que enfatizan visualmente el concepto de un objeto que potencialmente contiene sonido, desde los soportes de grabación hasta aquellos que representan algún tipo de universo sonoro", pero siendo éstas objetos visuales silenciosos. De esta manera, el sonido, intrínseco pero imaginario, les es adjudicado a partir de una lectura visual y toma el carácter de elemento poético. Esto da como resultado "una relación sinestésica entre la vista y el oído. Una realidad perceptiva dialéctica, que se remite a un planteamiento poético más que sonoro."
Jorge Haro desarrolla el concepto del sonido y su relación con la escultura, el cual puede verse manifestado en esta obra. El autor sostiene que a partir del proceso de hibridación que se dio en las artes en el marco de las vanguardias -previo al cual el silencio que era característica inherente a la escultura en tanto objeto visual-, se dio lugar a que éstas incorporen sonido. Ya sea por medio de la vibración audible de elementos de su estructura o a través de dispositivos externos, como sistemas de reproducción de audio, las esculturas llegaron a convertirse en instrumentos musicales que podían hasta ser ejecutados tanto por el público como por sus propies autores. Siguiendo esta línea, también se han complementado estas esculturas sonoras con otros instrumentos musicales para la realización de performances.
Con respecto a su sonido, las esculturas pueden producirlo de distintas maneras, tales como el movimiento mediante vientos o de forma mecánica, así como también utilizando algún tipo de ejecución y hasta tecnología electrónica.
Considero que este corto, "La muerte de un burócrata", permite ejemplificar, entre otros conceptos abordados por Haro, el de acusmática, entendida ésta como la escucha de sonido sin percibir la fuente de la cual proviene.
En el video, esto puede observarse en varias oportunidades, y más preponderantemente al comienzo, con el sonido de la máquina de escribir y con la voz que le sigue -que inicialmente se figura como una voz en off- mientras que acompañando a ambos aparecen imágenes de elementos que no son sus fuentes sonoras.
Se puede afirmar que aquí, tal como indica el autor, dicha fuente desaparece, no coincidiendo con el receptor en el tiempo ni el espacio, logrando así una independencia semiótica que permite la asignación de significados y la apreciación de los sonidos en sí mismos y en sus cualidades sensibles mediante la escucha reducida que no considera a esos sonidos como indicios o mensajes.